No es la sangre, es el tupperware, estúpido. Esta frase es la que mejor resume la situación de la familia hoy en España. Veamos el lado bueno. Los recortes, la crisis, y, por qué no, ciertos pilares educativos inculcados desde la instauración de la Democracia –vamos a ser condescendientes esta vez- han hecho que aquel núcleo familiar que retrató Lorca en Bodas de sangre o La casa de Bernarda Alba parezcan en la actualidad algo oscurantista, lejano y hasta demodé. ¿Quién no ha pasado por la casa familiar a por ese tupperware de paella o de tortilla?
Veamos el lado malo: ¿Por qué tengo que ir a por un puñetero tupper cuando tengo más de 35 años?
Y aún así. Por todas partes se dice que la familia está en crisis. A la Iglesia y a los más conservadores les encanta repetir esta consigna. Una y otra vez. No se dan cuenta de que la familia está más unida que nunca. La necesidad la convierte en refugio (vale, también en dependencia), y a nadie se le ocurre ya matar al padre. Mejor no. Lo que ocurre es que a esa casta que sigue estando en la parte más alta de nuestra pirámide del poder no le gusta que las familias se hayan transformado. Pero lo cierto es que el cuadro que nos vende hasta la monarquía –Papá Felipe, Mamá Letizia y las infantitas- no es el único en el que se vuelcan amores, afectos y, sí, también tupperwares y disputas. Tenemos familias de todos los colores y géneros y el grupo sanguíneo no es lo más predominante, o no tiene por qué serlo. Sí, suena paradójico pero es así. A los supuestamente más ‘familiares’ no le gusta una institución que está en boga. Ellos, que le mataron, preferirían seguir viviendo en un mundo lorquiano. País de raros.
Como en EnCubierta vemos, y vivimos, todo lo que sucede a nuestro alrededor, no queríamos dejar pasar este mes de diciembre tan navideño, tan de cenas –sí, alguno estará pensando que no quiere ver ni en pintura al cuñado o al suegro-, para reflexionar sobre este núcleo al que se le ha vilipendiado y exaltado a partes iguales, pero que ante esta crisis se ha convertido en el motor de la supervivencia. No nos engañemos. Somos países del sur y con raíces judeo-cristianas. Una madre o abuela de la Europa protestante no prepara tupperwares aunque llegue la III Guerra Mundial.
Antes hablábamos de los pilares educativos que tienen que ver con nuestra historia más reciente como país. Y es curioso pero, precisamente, dos de los ebooks que os traemos en este número, Entresuelo, de Daniel Gascón, y Todo lo que una tarde murió con las bicicletas, de Llucía Ramis, son sendas cartas de amor y homenaje a sus progenitores. Son retratos familiares en los que no aparecen trapos sucios ni leyendas oscuras. Y no son ajustes de cuentas al estilo freudiano. Ellos mismos, nacidos después de 1975, lo explican: “Nuestra generación le debe mucho a la lucha de nuestros padres”, dice Gascón. “Quienes se sienten fracasados con esta crisis son nuestros padres”, admite Ramis. Palabras que hace treinta años hubiera sido difícil escuchar. Veamos otra vez el lado bueno: de aquella Transición algo salió bien, al menos, una educación (pública) más libre, más fresca, más joven. Son los otros, los de la casta dominante, los que quieren acabar con ella.
También hablábamos de la diversidad familiar, algo en lo que se reconoce bastante el cineasta, guionista y escritor David Trueba, con el que hemos charlado por varios de sus libros, entre ellos, Saber perder. Él afirma sin tapujos que, al fin y al cabo, “la mejor familia es la que eliges, la de tus amigos y gente que haces cercana”, una reflexión que compartimos, aunque de nuevo, no guste a los del ‘trono, la espada y el altar’.
Cerramos la revista con dos científicos, Jesús Mosterín, autor entre otros muchos de La naturaleza humana, y Nancy Konvalinka, que ha escrito Modos y maneras de hacer familia. El primero recuerda cómo “los experimentos con niños que fueron educados en colectivos extrafamiliares salieron mal”. Y lo entendemos como esa falta del lazo afectivo, que no el sanguíneo. Konvalinka pone el acento en, esta vez sí, uno de los grandes fenómenos de la actualidad que quizá haya que tomarse más en serio: “En España habrá cada vez más familias tardías”. Pero claro, si estamos recogiendo tuppers con 35 cómo vamos a tener hijos. Que se lo miren también este Gobierno y este empresariado.
Y para el final quedan las recomendaciones de ebooks sobre la familia, un tema tratado desde la Biblia a Shakespeare o Tolstoi. Nos acordamos de ese turbulento y trágico Nada, de Carmen Laforet, del relato afligido y luminoso de Paula, de Isabel Allende, de Estambul, de Orhan Pamuk, y Un paraíso inalcanzable, de John Mortimer, entre otros. Sólo esperemos que los disfruten y que no se peleen demasiado en estos días.
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Imagen: fotograma del film Le premier jour du reste de ta vie