El escritor Andreu Martín (Barcelona, 1949) es uno de los autores españoles de novela negra más reconocidos y prolíficos. Su narrativa es uno de los pilares que conformó la llamada Barcelona negra de los ochenta junto a otros escritores como Manuel Vázquez Montalbán o Gonzalez Ledesma. También ha sido historietista y autor de guiones para el cine, especialmente para las películas de Fernando Colomo. Su pluma verborréica le ha acercado ahora al entorno digital, puesto que en los últimos tiempos ha autopublicado varias novelas en este formato, al cual considera el futuro de la edición. Una de estas historias es La vida es dura, en la que retrata el día a día de un obrero cuya vida se desmorona cuando su jefe comienza a no pagarle. A partir de ahí, el amago de desahucio del banco y los problemas de heroína de su hijo se hacen más presentes y aunque nos retrotraigan a una España pasada es la de hoy mismo.
El protagonista de La vida es dura es, como usted dice, un indignado, ¿qué le llevó a escribir sobre esta “nueva categoría social”?
Simplemente, la observación de mi alrededor. La realidad es la que nos da permiso para escribir lo que escribimos.
La frase con la que comienza el libro es “Si no pagas lo que debes, te quemamos el Mercedes”. Poco después el obrero que lo grita con fuerza ante el empresario deudor decide no hacerlo. ¿Qué le paraliza?
En ese momento de la novela, lo que decide es que no lo van a hacer. Se gritan cosas, pero no se hacen. Los eslóganes terminan convirtiéndose en frases vacías que nos satisfacen, que hacen gracia, pero que no sirven para nada. Nos han educado para que gritemos, para que nos desgañitemos, para que no paremos de protestar… pero sin hacer nada. Lo que decide el personaje en cuestión no es no quemar el coche, sino hacer algo más contundente que gritar.
¿Qué paraliza a la sociedad española para no salir más a la calle?
El problema, como digo, no es salir a la calle, que está autorizado y hasta reglamentado. El problema es que toda la fuerza se nos va por la boca.
¿Qué opina de las acciones que está llevando a cabo la ciudadanía con manifestaciones como la del 15-S, el 25-S? ¿Hay, finalmente, una pérdida del miedo?
Sí: se ha perdido el miedo a salir a la calle y vociferar. Hasta a hacer huelgas que molestan a los otros ciudadanos y dejan indiferentes a los políticos y grandes empresarios. Ahora, deberíamos tener miedo a que nos permitan hacer todo eso. Quiere decir que son los responsables del desaguisado quienes no tienen miedo, los banqueros que continúan recibiendo dinero de la Administración, los estafadores que no van a la cárcel, los especuladores que se están forrando con esta crisis…
Usted es un prolífico autor de novela negra, sin embargo, en esta historia la “negrura” proviene de los desahucios, de toda una vida de trabajo que se va por el retrete. ¿Es todo esto más duro y cruel que un crimen?
Hay crímenes más duros que éste, no hay duda; pero es un crimen y de tanto alcance que en las Universidades de Derecho ya están trabajando con algo así como el crimen económico internacional.
En la novela, los personajes son una familia a las que se les viene todo encima: un desahucio, el jefe que no paga los salarios, un hijo que consume heroína… Parece un retrato de una España que ya no existía, que era más de los setenta o los ochenta. ¿Estamos ante una vuelta atrás? Y si es así, ¿qué consecuencias puede traer este retroceso?
No sé si es una vuelta atrás, pero es así. Lo único que parecía un poco desfasado era la heroína, pero he investigado y resulta que no, que está ahí, todavía, llenando las calles de muertos vivientes.
Si lo analizamos en términos de novela negra: en esta historia, ¿quiénes son los malos? ¿Y los buenos?
La novela negra siempre ha tenido la virtud de describirnos el lado bueno de los malos y el lado malo de los buenos.
¿Novelas como La vida es dura forman parte de la ética que debe tener un escritor para llamar la atención sobre lo que está pasando? ¿Para agitar al lector?
Más que formar parte de la ética, son el resultado de una actitud ética del escritor ante la vida.
No obstante, es raro encontrarlas en un mercado editorial que va encaminado hacia la planicie, hacia el divertimento facilón que no exija demasiados quebraderos al lector.
No te vayas a creer. La oferta de novela negra es tan amplia que abarca tanto lecturas fáciles como estructuras muy complejas. Hace mucho tiempo que no he encontrado una novela negra facilona, tanto entre los novísimos como entre los clásicos que he tenido que releer (Chandler, Berkeley, Chesterton…)
¿Es por esta razón por la que se ha lanzado a autopublicar en formato digital?
Me he lanzado a esta aventura porque miro al futuro y sé que, tarde o temprano, todos llegaremos a ese punto. Más vale ser de los primeros.
¿Qué opinión tienes del libro electrónico? ¿Llegará a más lectores? ¿Tú lees en algún dispositivo electrónico?
No leo en ningún dispositivo electrónico. Ya me compraré uno. Ya he dicho que creo que es el futuro.
Por último, la vida es dura pero… hay que vivirla, ¿no? ¿Qué podemos hacer ante todo lo terrible que se nos puede venir encima?
Luchar.
La vida es dura
Andreu Martín